Capítulo 162
No me imaginaba que Javier no aceptara a Carolina porque temía que ella me fuera a hacer daño en el futuro.
Mis ojos se humedecieron: —Javier, ... No va a ser así.
Javier me miró con dureza: —¿Qué no va a ser así? ¿Tú, pequeña tonta, defendiendo a los que te hacen daño? No sabes juzgar a la gente. Yo tengo mis propios planes y no te voy a conseguir una cuñada problemática.
Después de decir esto, puso los mejores platillos frente a mí y me apuró a comer.
Un rato después, Manuel entró.
Llevaba en las manos una caja de comida muy bien empaquetada.
Javier, molesto, le dijo: —¿Ahora vienes? Ya casi terminamos de comer.
Manuel puso la caja frente a mí con una sonrisa tranquila: —Esto es lo que pedí para Sara, un guiso, para que lo coma después de la comida.
Javier terminó de comer rápido y preguntó: —No sigas haciéndole favores a Carolina. Ella tiene demasiados intereses.
Manuel, sin alterarse, respondió: —Pero tú ya tienes más de treinta años y no tienes ni una novia.
Javier le lanzó una mi

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