Capítulo 18
Cuando me vio abrir los ojos, me preguntó: —Con esta situación, ¿deberíamos llamar a Javier?
Me quedé paralizada, sin saber qué responder.
Un malestar creciente me invadía por dentro.
Anita había dicho que Javier llevaba cinco años sin hablarme.
Manuel observó mi rostro y, lentamente, afirmó: —Tu situación es complicada, así que llamaré a él más tarde. Eres su hermana, al fin y al cabo, la sangre tira. Luis vendrá a examinarte pronto, y si tu condición no mejora, deberás ser hospitalizada esta noche.
Añadió: —No es que no quiera que te hospitalicen hoy, solo me preocupa que te quedes sola y sin quien te cuide.
Logré contener las lágrimas cuando Manuel mencionó a Javier.
Sin embargo, al pronunciar la última frase, mis lágrimas cayeron sin control.
Viéndome llorar, Manuel me consoló con voz suave: —No llores, no pasa nada, vas a estar bien.
Tomó su móvil y salió para hacer la llamada.
Lloré en silencio durante un rato.
Manuel regresó a la habitación.
Lo miré con ansias.
Su expresión era

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