Capítulo 200
Pasó un buen rato hasta que Salvador dejó de llorar.
Rápidamente tomé un pañuelo para limpiarle la cara, luego desinfecté sus heridas de nuevo y le apliqué nuevos vendajes.
Salvador se calmó y, con timidez, me preguntó: —Sara, ¿qué hacemos con esto?
Reflexioné un momento y respondí: —Solo podemos compensar económicamente y pedir disculpas.
Salvador giró la cabeza, reacio: —No voy a disculparme.
Como siempre, contesté: —Está bien, no te disculpes. Yo lo haré por ti. Solo espero que la otra parte sea comprensiva; de lo contrario, tendremos que contactar a Lorena y Víctor, y entonces yo no podré ayudarte a resolver esto.
Salvador frunció el ceño, preocupado: —No quiero que Lorena y Víctor se enteren.
Suspiré y propuse: —Entonces solo nos queda suplicar al instructor. Lo intentaré.
Me levanté decidida a buscar al instructor.
Sin embargo, Salvador preguntó desde atrás, con voz sombría: —¿Realmente tengo que disculparme?
Asentí, convencida: —Pedir disculpas podría calmar a la otra parte;

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda