Capítulo 234

Diciendo eso, salió a recibir a la persona que llegaba. Suspiré aliviada y me dejé caer de nuevo en el sofá, exhausta. El primero en llegar fue Luis. Con su maletín médico en mano, rápidamente comenzó a examinarme. Su expresión era seria: —¿Has estado sintiendo mareos estos días? Asentí con la cabeza: —Sí, mareos repentinos. Luis continuó preguntando: —¿Has recordado algo últimamente? Dudé por un momento y luego asentí: —Un poco... Luis me advirtió de inmediato: —No te muevas. Probablemente tienes coágulos de sangre en el cerebro que no se han disuelto completamente. Sonreí amargamente. El segundo en llegar fue Javier. Cuando me vio tirada en el sofá como un pez muerto, su rostro se oscureció de inmediato: —¡¿Qué pasó?! ¿Víctor te hizo algo? Negué con la cabeza, sin fuerzas. Luis lo apartó para hablar en privado. Escuché fragmentos de su conversación: —Coágulos en el cerebro... Necesita hospitalización para observación. —Debe hacerse una resonancia magné