Capítulo 32
La voz cálida y suave de Manuel era muy reconfortante, clara y agradable al oído.
Levanté la cabeza sorprendida —Manuel había llegado.
Víctor lo vio y su mirada se oscureció instantáneamente.
Se acercó a Manuel y, fijándose en él, preguntó: —Presidente Manuel, ¿usted organizó el examen médico de mi esposa?
Manuel asintió: —Sí. ¿Hay algún problema?
Víctor respondió con sarcasmo helado: —Presidente Manuel, es muy amable de su parte, debería agradecerle.
Manuel replicó con serenidad: —No es necesario.
Tras decir esto, se dirigió hacia la habitación del hospital: —Ya está todo preparado, vámonos.
Me apresuré a recoger mis cosas para irme con él.
Víctor nuevamente bloqueó el camino.
Su actitud era resuelta, mostrando que no estaba dispuesto a ceder.
Dijo fríamente: —Presidente Manuel, esto es todo. Sara es mi esposa y yo soy su esposo. Ahora la llevaré a casa.
Lo miró con intensidad: —Si el presidente Manuel se excede, llamaré a la policía.
¿Llamar a la policía? ¡Qué sorpresa!
Inhalé profun

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