Capítulo 29 Diego borracho
Rosa, para ahorrar tiempo, decidió ponerse la ropa encima del pijama y salir directamente.
Pensando que, de todas formas, solo tenía que llevar a Diego hasta el Barrio Jardines de Coral y luego volvería.
Tomó un taxi hasta Alma de Fiesta y, al bajarse, vio de inmediato el Maybach negro de Diego.
—Señorita Rosa, estas son las llaves del auto —dijo el asistente, acercándose apresuradamente al verla.
Rosa no percibió olor a alcohol en él, pero al subirse al auto y sentarse junto al hombre en el asiento del copiloto, sí notó que él tenía un aroma bastante fuerte.
—Entonces, llévese al jefe Diego de regreso, ¡y tenga cuidado en el camino! —el asistente estaba parado en la acera, moviendo la mano.
Ella se quedó un momento en blanco. —¿Tú no vienes?
—¿Y quién lo ayudará a entrar cuando lleguemos?
—Tengo otros asuntos.
...
Rosa suspiró con resignación y se colocó al volante.
Echó un vistazo disimulado a Diego: este hombre, con su camisa y traje impecables, mantenía el rostro serio, los labios

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