Capítulo 47 Llegada a Ríoalegre

Al verla tan seria, hablando de su matrimonio como si fuera un asunto laboral, Diego contuvo el aliento. "Esperemos un poco más". Tal vez él mismo estaba siendo demasiado impaciente. ... A la mañana siguiente, el asistente vino a recogerlos para ir al aeropuerto. Durante todo el camino, él estuvo ocupado comunicándose con los accionistas. Estaba tan atareado que ni siquiera tuvo tiempo de beber un sorbo de agua; fue hasta que subieron al avión que pudo recostarse en el asiento y descansar un poco. Rosa, naturalmente, no lo molestó; además, ese tiempo le venía bien para revisar los documentos que Elisa le había enviado. Cuanto más se adentraba en el proyecto, más dudas surgían. La empresa de ahorro energético tenía, efectivamente, un buen potencial, pero... ¿realmente era necesario que un presidente tan respetable como Diego viajara personalmente a Ríoalegre? Incluso si la inversión se multiplicara varias veces, probablemente no sería suficiente para llamar la atención de este distingui