Capítulo 54
En su móvil, la pantalla estaba completamente en blanco, sin ningún registro de llamadas.
Reflexionando sobre ello, colgó el teléfono de golpe y se dirigió con una mirada suspicaz hacia la habitación de invitados. Allí encontró a Belén, cuya voz, teñida de frialdad, resonó:
—¿Alguien me llamó al mediodía?
Al oír esto, Belén palideció de miedo, pero se serenó rápidamente y negó con la cabeza:—No.
La comisura de los labios de José se curvó en una sonrisa fría mientras la observaba fijamente:
—¿Estás segura?
Belén apretó los labios, invadida por un pánico inexplicable.
—Seguro... seguro.
Balbuceó Belén, observando con cautela la expresión de José, nerviosa y mordiéndose los labios.
¿Habría descubierto José algo?
Viendo que Belén seguía sin admitirlo, José soltó una risa fría y perdió la paciencia de inmediato.
—Entonces, ¿qué me dices de la llamada que recibí de Nancy hace un momento?
—Ella personalmente me dijo que te había informado al mediodía para que me avisaras que debía volver in

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