Capítulo 80
Inés levantó la mano para frotarse las sienes doloridas, sin entender qué pretendía Belén con su actuar.
Cansada, le dijo a Belén:
—Belén, José se está recuperando en Casa García y no tiene tiempo de venir aquí. No necesitas esforzarte tanto por impresionarme.
Con lágrimas en los ojos, Belén alzó la vista hacia Inés y sollozó en voz baja:
—Inés, sé que mi familia no se compara con la tuya y que no soy tan buena como tú, pero José solo ama a una persona, y esa soy yo. Por favor, devuélvemelo. Considerando que fuimos compañeras de clase, ¿podrías hacerlo?
Algo irritada, Inés abrió la puerta del otro lado del coche, bajó y se acercó a Belén, mirándola con desdén desde una posición superior.
—Belén, no estoy de humor para tus teatralidades. Si tienes algo que decir, dilo directamente.
Belén, tambaleante, se levantó del suelo, su largo vestido blanco manchado de barro, y lucía muy desaliñada.
Se acercó a Inés y rápidamente agarró su muñeca, diciendo con rencor:—Inés, ¿acaso estás retrasand

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