Capítulo 107
Nuria levantó la cabeza y se encontró con aquel hombre de aspecto algo feroz. Apoyándose en un pie, retraía su mano. —No... no es nada.
El hombre frunció el ceño y, en el siguiente segundo, se agachó de repente y agarró la pantorrilla de Nuria con su mano grande.
“¡Ah!”gritó Nuria, asustada.
Después de observar su rodilla, el hombre se levantó, la alzó en brazos y se dirigió hacia el interior del hospital.
El conductor que los seguía se quedó paralizado, exclamando: —¡Señor Ramón!
El hombre giró ligeramente la cabeza. —Primero estaciona el coche y luego ven a buscarme.
......
Al entrar en la sala médica, el hombre colocó a Nuria en una silla para que se sentara firmemente y le dijo al médico: —Está herida, por favor, revísela.
—¿Se ha registrado?
—No.
—Vaya a registrarse primero.
El hombre frunció el ceño y el aire a su alrededor se enfrió en un instante. Esa actitud parecía que podría destruir la sala médica en cualquier momento.
El médico, algo asustado, tragó saliva y explicó: —Debe

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