Capítulo 198
—¿Rafael?—Ella llamó suavemente.
La persona en la esquina, como una cuerda de violín tensada, recuperó lentamente un poco de vida.
Él levantó la cabeza despacio y miró hacia Raquel.
Sus ojos, antes desolados, parecieron llenarse de alma en un instante.
Rafael abrió la boca, pero no emitió ningún sonido.
Su voz ya estaba destruida.
La penumbra en la habitación hizo que Raquel se sintiera asfixiada.
Dejó su bolso y se acercó para abrir las cortinas, dejando que la luz del sol entrara.
Rafael no se opuso, pero en el instante en que la luz del sol llenó la habitación, él se encogió más en la sombra.
Raquel no hizo ningún esfuerzo por hablar con él, simplemente se dio la vuelta y comenzó a limpiar la casa.
Pronto, la habitación estaba completamente ordenada y luminosa.
Ella se giró y vio a Rafael todavía sentado allí, mirándola fijamente.
Raquel se inclinó y recogió las sábanas sucias del suelo.—Voy a bajar y poner esto en la lavadora. Una vez lavadas, las pondré a secar. ¿Vienes?
Rafael la

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