Capítulo 45
La señora Aranda notó su sigilosa forma de comunicarse y chasqueó la lengua. "Lupe, el problema no es solo contigo. Mamá y papá no solo defienden piden justicia para ti. No te confundas".
Guadalupe lo sabía. Solo estaba preocupada de que el viaje los estuviera cansados. Ahora, parecía que estaba pensando demasiado.
Guadalupe se rio, "No soy tan estúpida".
María resopló y pensó: "Si no eres estúpida, ¿por qué insististe en casarse con Aritz?".
Pero Guadalupe era su hija, así que no quiso herirla más.
"Vamos al estacionamiento".
Guadalupe los llevó al estacionamiento. Cuando abrió la puerta, descubrió que Marcos llevaba una caja. No pudo evitar fruncir el ceño. "Papá, ¿qué es eso?".
"Nada".
Marcos sacudió la mano y se inclinó para subirse al auto siguiendo a María.
Guadalupe no hizo más preguntas. En cambio, le dijo a su secretaria: "Sheila, vayamos a la casa de Ávila".
Sheila se quedó atónita por un momento, pero reaccionó de inmediato.
Los Marcos se apresuraron

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