Capítulo 27 El buen espectáculo de hacerse daño mutuamente

De inmediato, todas las miradas se posaron sobre Diego. Diego humedeció con dificultad sus labios resecos. Él, naturalmente, también deseaba que el asunto pudiera resolverse sin mayores consecuencias, reduciendo lo grande a pequeño y lo pequeño a nada. Pero... Su mirada volvió a encontrarse con la de Julia. —Juli, tal vez esto podría... —¿Podría qué? ¿Quedar en nada, como si fuera un malentendido? —Julia arqueó una ceja—. ¿Eso es lo que quieres que diga, Diego? La mirada sarcástica de Julia le hizo sentir a Diego como si tuviera algo atorado en la garganta; las palabras que quería pronunciar ya no pudieron salir de su boca. —¡Diego! —Sara gritó furiosa—. ¡Después de cómo Cecilia y Nora trataron a Juli, todavía quieres llamarlo un malentendido? ¡Si no fuera por las habilidades de Juli, ¿acaso no sabes lo que le habría pasado?! La cara de Diego se tiñó de rojo, avergonzado por los gritos. Muy pronto, llegó la policía. Nora estaba aterrada, con el miedo recorriéndole todo el cuerpo hasta