Capítulo 28

Josefina miraba al hombre frente a ella con una expresión gélida; su cara reflejaba un desprecio absoluto, sin disimulo. —No quiero. Federico sintió un escalofrío al ser atravesado por esa mirada extraña y, de pronto, la sujetó del hombro, empujándola hacia la cama. —¿Te vas a poner terca ahora? ¿Acaso no conozco tu cuerpo? Claramente tú... Aún no terminaba de hablar cuando ella lo interrumpió con una cachetada. El sonido seco resonó con fuerza en la habitación. Él presionó la lengua contra la mejilla donde Josefina lo había golpeado, con la mirada llena de furia. Se abalanzó de golpe sobre ella y apretó sus labios contra los de ella, en un beso cargado de agresividad. Ella apretó los dientes. Federico alzó la mano y le sujetó la mandíbula, obligándola a abrir la boca. Ella se enfadó de verdad. En el momento en que él intentó invadir su espacio, ella lo mordió con fuerza. En un instante, el sabor a sangre se extendió por su boca. Federico sintió el dolor y la soltó. Josefina tomó el va