Capítulo 42
Josefina cerró todas las puertas y volvió a acostarse en la cama.
Quizás fue por la partida de Federico, pero esa noche durmió especialmente bien.
Al día siguiente…
Josefina se preparó el desayuno. Mientras comía, revisaba en su celular las noticias financieras más recientes de Río Alegre.
Una llamada entró desde un número sin identificar.
La mano con la que sostenía el teléfono se tensó levemente.
Aunque no estuviera guardado, ese número le resultaba muy familiar.
Arrugó la cara mientras miraba la secuencia de dígitos durante varios segundos, y justo antes de que la llamada se cortara, deslizó el dedo para contestar.
Una voz que no había escuchado en casi siete años resonó desde el auricular, un tono que le era tanto familiar como extraño.
—Josefina, soy papá. Estoy de paso por Costadorada por motivos de trabajo. Escuché que vas a casarte, así que quise venir a verte. ¿Tienes tiempo ahora? ¿Podrías salir a ver a tu padre?
Josefina arrugó la frente, y en sus ojos fríos y claros se filt

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