Capítulo 50
Salvador observó su cara lleno de enfado durante unos segundos, luego tomó la figura entre sus manos.
—¿Te gusta mucho?
Ella no dejó de asentir con la cabeza.
—No puedo ni describir lo que sentí al verla... Fue una mezcla de asombro y emociones encontradas.
Era como si su juventud se hubiera estrellado de lleno contra ella.
Sus ojos brillaban con intensidad, no podía ocultar la alegría.
Pero él, bajo su mirada expectante, volvió a colocar la figura en el gabinete.
—Al final, hay cosas cuyo valor solo se demuestra cuando desaparecen.
A ella se le hizo un nudo en la garganta.
—Fue un diseño mío... ¿Cómo podría desaparecer?
Cerró la puerta del gabinete. —Si hoy no la hubieras encontrado aquí, ¿la habrías recordado, señorita? En todos estos años en los que la olvidaste, ¿no fue eso, acaso, otra forma de desaparición?
Se quedó observándola desde no muy lejos, con una sonrisa fría en sus labios.
—Esa figura tuvo la oportunidad de ser recordada por muchas más personas.
El aliento de ella se d

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