Capítulo 89 ¿Por qué seguir cooperando con ustedes?

¿Esos eran Samuel y Mariana? Benito y Laura también podían considerarse gente adinerada en Santa Aurelia, pero al compararse con ellos, la diferencia se volvía abismal. El corazón de Dolores latía con fuerza; la emoción la desbordaba. Se apresuró a arreglarse el peinado y revisar su aspecto antes de dirigirse discretamente a un camarero. Mariana estaba sirviendo un plato a Susana. Ella, mientras leía un mensaje en su celular, dijo en voz baja: —Un diseñador de mi equipo tiene un asunto urgente. Saldré a hacer una llamada. —Está bien, hija, ve tranquila —respondió Mariana con afecto. Poco después de que Susana se levantara, un camarero colocó un postre sobre la mesa. Mariana lo miró con sorpresa. —Nosotros no pedimos esto. —Es un obsequio de aquella señorita —contestó el camarero, señalando hacia un punto cercano. Mariana giró la cara y vio a una joven vestida de blanco. Su aspecto parecía dulce e inocente, pero las cejas de Mariana se fruncieron de inmediato. Dolores se aproximó con vo