Capítulo 98 ¿Con ustedes creen que pueden quitarme la vida?
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando Susana despertó y se encontró en un callejón. Le dolía la cabeza como si se partiera en dos; sus manos y pies estaban fuertemente atados con cuerdas.
Frente a ella estaba Fabián, con la mirada gélida.
—¿Tú? —dijo Susana con frialdad—. Fabián, ¿qué piensas hacer?
—La verdadera pregunta es, ¿qué piensas hacer tú? —replicó él, agachándose frente a ella y levantándole el mentón—. ¿Te divertiste hoy consiguiendo ese terreno tan bueno? Pues déjame decirte algo. ¡Me arruinaste!
La presión en su mano aumentó, y Susana sintió un dolor agudo en la mandíbula.
—Fabián, aún no quieres admitir que todo fue tu culpa —respondió ella con una mirada helada.
—¿Mi culpa? Sí, me equivoqué... Me equivoqué en pensar que podía tratarte bien alguna vez. ¡Quién diría que tenías un corazón tan envenenado! —rugió él entre dientes—. Susana, mujer despreciable, te daré una oportunidad. ¡Intercambiemos los proyectos!
—¿Y con qué derecho me lo exiges? —replicó Susana con la

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