Capítulo 117
—Vamos a bajar, podemos hablar mientras caminamos.
Inés tomaba ansiosa de la mano a Lucía para salir.
Lucía soltó enfurecida su mano y presionó el botón del primer piso: —Hablemos afuera.
—¡Ay, no te vayas! —Inés apresurada, aferrándose a la puerta del ascensor, intentaba jalarla: —Joven, ¿cómo puedes ser tan insensible? Me he desvivido por ti y tú actúas de esta terrible manera, ¿acaso te haría algún daño?
Un enfermero que empujaba un carrito de medicinas se detuvo justo frente al ascensor: —¿Bueno, suben o bajan ustedes dos?
—Bajamos, lo siento, ya nos vamos. —Inés aún se aferraba a la puerta del ascensor.
Lucía no salía, e Inés seguía agarrando con fuerza la puerta del ascensor.
Sin otra opción, Lucía finalmente salió.
—¡Mira cómo eres! De pequeña, para que estuvieras a la altura de Wálter, te pusimos en clases de piano y te enviamos a una excelente universidad. ¡Cuánto esfuerzo pusimos en ti y ahora que te has casado, ni siquiera nos dejas descansar!
Inés la arrastraba con dificu

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