Capítulo 29
Lucía no había terminado de hablar cuando, con un leve aflojar de los dedos, Wálter le soltó la mano.
Él, sin mirar atrás, caminó hacia la puerta del dormitorio. —¡Dejaré que Tadeo se encargue!
Tadeo, quien representaba a Wálter, sin duda manejaría bien los asuntos de Honorato.
Lucía no se atrevía a esperar que él se ocupara personalmente del asunto de Honorato.
Pero cada vez que pensaba en lo ocupado que estaba él con los asuntos de Brisa, ayudándola y dejando los suyos en manos de Tadeo, se sentía muy dolida.
Después de una noche sin dormir, no tenía nada de sueño y, preocupada, llamó a Tadeo para pedirle que se pusiera en contacto con el abogado Adolfo.
Tadeo tomó el control total del caso, coordinando con el abogado Adolfo e investigando el caso de Honorato.
Así, Lucía quedó completamente libre.
Se levantó y bajó las escaleras, sacó su celular, que había estado apagado durante mucho tiempo, del bolso en la entrada.
Acababa de cargarlo y encenderlo cuando un sinfín d

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