Capítulo 38

—Bueno, Nancy, deja de hacer berrinches. En una ocasión tan importante como esta, que te haya venido aquí demuestra mi determinación. Si me sigues, tendrás un escenario mejor y más amplio. Después del banquete, iremos a la empresa a firmar el contrato. Ella ladeó la cabeza y alzó una ceja mirando al José tan engreído que tenía delante. —¿Un escenario más grande? Él hizo una pausa, pensando que ella se estaba ablandando. Entonces levantó la mano y señaló a todos los invitados en el salón, con una mirada que no podía ocultar el orgullo. —Ya lo has visto, pronto seré pariente de la familia Reyes. Lo que quieras, puedo dártelo. —Pero con la condición de que seas obediente y estés a mi lado como antes. La última frase llevaba una advertencia implícita. Nancy rio con más ganas, echándose hacia atrás. Su cabello ondulado cubría sus curvas en el pecho, lo que le daba un aire aún más seductor. —Pero, José, ¿hace unos días el señor Silvio no dijo que no conocía a Julia y que ciertas personas no