Capítulo 83
Al día siguiente, al mediodía.
Nancy se maquilló con esmero y eligió uno de los perfumes que solía usar antes para presentarse en el vestíbulo.
José, evidentemente, ya llevaba un buen rato esperándola.
Al verla llegar, con su andar elegante y su encanto intacto, sus ojos se iluminaron de inmediato.
Se acercó y, con gran entusiasmo, le ofreció un asiento.
Al aproximarse, el aroma familiar de aquel perfume lo envolvió.
No pudo evitar que la comisura de sus labios se curvara en una leve sonrisa. —Nancy, este es el perfume que yo te regalé.
Entonces… seguía gustándole, ¿verdad?
Solo que, por orgullo, no quería ceder.
Con ese pensamiento, toda la incomodidad que José había sentido antes se disipó por completo.
Se inclinó hacia ella, intentando rodearle la cintura con un brazo.
Nancy ocultó el asco en el fondo de sus ojos y, disimuladamente, se apartó un poco.
—Estamos en un restaurante, por favor, mantén la compostura.
Al oler el aroma que desprendía él, sintió unas irresistibles ganas de v

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