Capítulo 54
Daniela persiguió a Salvador hasta el auto que estaba afuera, en ese momento, Salvador ya estaba sentado dentro del vehículo.
Ella abrió la puerta y subió, justo a tiempo para escucharle decir: —Te llevo de regreso.
—Salvador, primero ve al hospital. Tu espalda está tan mal... ¿Y si se te infecta?
—No hace falta.
Tenía los ojos cerrados y pequeñas gotas de sudor perlaban la punta de su nariz, una evidencia clara de que estaba soportando el dolor.
Daniela apretó los labios y le dio una instrucción a Raúl, que estaba en el asiento delantero.
—Al hospital.
Raúl no respondió. No fue hasta que el carro se detuvo que Daniela se dio cuenta de que ya habían llegado a la casa de los Valdez.
El rostro de Daniela cambió ligeramente, sus uñas se habían clavado en la palma con tanta fuerza que le habían hecho sangrar.
Ella no podía darle órdenes a Raúl. Ese hombre solo obedecía a Salvador.
Discutir en ese momento no tenía sentido. No podía permitirse que Salvador llegara a aborrecerla.
Tuvo que baj

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