Capítulo 57

Él tenía un porte maduro y caballeroso. Presionó con naturalidad el botón del primer piso: —Escuché que hubo problemas con la colaboración con Compañía Estelar. Cuando las puertas del ascensor se cerraron, dentro solo quedaban los dos hermanos. Salvador, con una mano en el bolsillo, mostraba una actitud algo altiva: —Así es. Supongo que esta noche vas a estar tan feliz que ni podrás dormir, ¿verdad? Óscar sonrió levemente, sin cambiar la expresión de su rostro. —Tal vez tienes algunos malentendidos sobre mí. Salvador soltó una risita sarcástica. Detestaba a ese tipo de personas hipócritas. Justo en ese momento, el ascensor llegó al primer piso. Salvador dio un paso al frente y salió. Óscar lo observó mientras se alejaba. Incluso su espalda irradiaba esa arrogancia solitaria, y sus ojos se oscurecieron por un instante. Fue entonces cuando Salvador vio a Lorena. Instintivamente, sus pasos se dirigieron hacia ella. Lorena estaba sentada en el sofá. Aunque aún era por la mañana, el sol ya