Capítulo 75

—Salvador, suelta tu mano y deja que termine de hablar. Salvador tiró de Lorena para levantarla, aún cubriéndole la boca: —Daniela, quédate hablando con el abuelo. Su salud no está bien, no dejes que se altere, que después van a decir que soy un nieto desobediente e irrespetuoso. Al terminar de hablar, ya había arrastrado a Lorena hasta el patio y se arrodilló de inmediato. Ella no quería arrodillarse, pero lo escuchó decir: —Ven de este lado, no te quedes ahí. Desde ahí te pueden ver. La jaló con fuerza hacia él, mientras él mismo se arrodillaba con la espalda completamente recta. Lorena permaneció de pie, sin arrodillarse. Salvador no le dijo nada. Total, desde ese ángulo no se veía desde adentro, su abuelo no podía verlos. A través de la ventana de vidrio, vio a Alberto conversando con Daniela, ya más calmado. No sabía por qué, pero Lorena sentía que Salvador no estaba del todo normal en los últimos días. Parecía que ya no caminaba con la misma fuerza de antaño. Recordó que Salvador