Capítulo 98

Nuria exclama emocionada: —Lucita, son tan lindos, ¡me encantan! Contagiada por el entusiasmo de Nuria, mi ánimo también se relaja. Tras unos veinte minutos, el grupo de delfines comienza a alejarse; el delfín rosa no llegó a aparecer. Nuria se siente algo decepcionada, pero creo que ha sido suficiente experiencia por hoy. Después de todo, fuimos nosotros quienes irrumpimos en su hábitat. Roberto se acerca para consolarla; los observo y siento que estos dos guardan un secreto. Con gran perspicacia, me alejo y al ir a servirme jugo de la mesa, Daniel agarra mi muñeca. Levanto la vista hacia él, y me señala la dirección donde el sol comienza a salir. Miro hacia allí, y un delfín rosa emerge en la superficie del mar. Cubro mi boca sorprendida, Daniel me pregunta: —¿Es bonito, verdad? Asiento con la cabeza y Daniel susurra en mi oído: —Tiene un nombre. Giro la cabeza para mirarlo, Daniel sonríe levemente: —Se llama Bollos. Bollos. De repente recuerdo, en la secundaria, cuando me sentaba ju