Capítulo 43 ¿Quieres darme otra cachetada?
Mariana, en realidad, no se sorprendió.
Sabía que Sergio no cargaba únicamente con sus propios sueños, sino también con las expectativas que sus padres habían depositado en él.
Por eso, que la abandonara estaba... Dentro de lo previsible.
Igual que en aquel entonces.
Aun así, al escuchar la respuesta salir de los labios de Enrique, el cuerpo de Mariana no pudo evitar estremecerse.
No había otra razón, salvo que... De pronto creyó ver a la persona que había sido en el pasado:
Aquella que vagaba perdida, desamparada, como si el mundo entero la hubiera dejado atrás.
Sin embargo, Mariana pronto recobró la calma.
Cuando volvió a mirarlo, incluso pudo sonreír antes de responder: —¿No es cierto que siempre he tenido tan mal ojo para elegir hombres?
Enrique permaneció sentado y tardó un momento en comprender que Mariana lo estaba ridiculizando.
Pero no se enfadó.
Tras mirarla fijamente unos segundos, pareció entender algo y soltó una leve risa. —Mariana, ¿me estás usando como un arma?
Ella no

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