Capítulo 55 El final ya se sabía

El viento sobre el mar soplaba con fuerza. Mariana estaba de pie en la cubierta, contemplando en silencio aquel sol que, aunque aún parecía arder con intensidad, ya comenzaba a descender lentamente. Su falda se alzaba con las ráfagas, y su largo cabello negro se agitaba al compás del viento; el tono anaranjado y rojizo de la tela y aquel sol poniente casi se fundían en uno solo, provocando de pronto la ilusión de que... ella también podría desvanecerse junto con él. Sergio la observaba desde atrás. Cuando ese pensamiento se formó en la mente de Sergio, sintió un repentino sobresalto en el pecho. Sin embargo, pronto recobró la compostura y se acercó a ella. —¿En qué piensas? —preguntó Sergio. Hasta ese momento, Mariana había mantenido la vista fija en el sol poniente. Al escuchar su voz, giró la cabeza para mirarlo y respondió: —En mis padres. Aquella respuesta dejó a Sergio algo desconcertado, él bajó la mirada. —Ellos... —Mi madre murió en el hospital —dijo Mariana—. Ya estaba enferma