Capítulo 83 La balanza
Enrique no se refería a la casa de los Sánchez, sino... al barrio Jardines de Coral.
Cuando entró, Mariana estaba bajando por la escalera.
Probablemente acababa de despertar; llevaba un vestido holgado y cómodo, el cabello largo cayéndole sobre los hombros, algo despeinado, pero con un toque encantador de ingenuidad.
Al verlo, Mariana se mostró visiblemente sorprendida. Se detuvo en seco, lo miró fijamente durante un buen rato y, al final, preguntó con extrañeza: —¿Por qué volviste?
—Mm.
Mariana lo pensó un momento. —¿Vas de viaje de trabajo?
El trabajo de Enrique era intenso; siempre salía temprano y regresaba tarde.
Por lo general, si ella lo veía a esta hora, solo podía significar que había vuelto de improvisto a buscar algo antes de partir.
—No.
Respondió él.
Mariana no entendió.
—¿Ya comiste? —preguntó él.
—Todavía no...
—Entonces, vamos a comer.
Mientras lo decía, ya se dirigía hacia el comedor.
Mariana se quedó un instante pasmada y, luego de reaccionar, lo siguió con paso lento

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