Capítulo 9

De pronto, Ricardo relajó el ceño y dejó escapar una risa incrédula. —Papá, deja de actuar. Casi me engañas. Yo jamás firmé un acuerdo de divorcio. Es imposible que Lorena tenga un acta de divorcio. Gabriel soltó una carcajada amarga. Abrió el cajón y sacó un documento, deslizándolo por la mesa. —Aquí tienes una copia del acuerdo de divorcio. Léelo tú mismo. Ricardo se adelantó y lo tomó. Las palabras Acuerdo de divorcio lo hirieron como un puñal. Al final de la página, allí estaba, su firma junto a la de Lorena. —¡Imposible! Exclamó, hojeando con dedos temblorosos. —¡Nunca firmé nada así! Gabriel se levantó, caminó hacia la ventana: —Claro que no lo recuerdas. En ese entonces estabas demasiado ocupado cuidando a Julieta. Ricardo pasó las páginas con desesperación, la fecha marcaba un mes atrás. Él estaba efectivamente en el hospital, al lado de Julieta tras su accidente. —¡Esta firma es falsificada! Insistió con voz quebrada. —¡Jamás hablé de divorcio con Lorena, jamás vi este documen