Capítulo 12

Durante mucho tiempo, no recibió respuesta del otro lado. Jaime no pudo evitar hacer mala cara, recordando aquellos días incómodos. ¿Acaso ella seguía molesta en silencio? O quizá ya se había quedado dormida. Quizás estaba dormida. Pensó en llamarla para consolarla, pero se detuvo. En su lugar, marcó apresurado el número de la tienda de artículos de lujo y ordenó que prepararan el regalo con anticipación. Después de dar las respectivas instrucciones, regresó a su habitación para dormir. A la mañana siguiente, ambos fueron al trabajo como de costumbre. Yolanda, igual que siempre, aprovechaba los pocos momentos libres para lanzarle insinuaciones, intentando así reavivar la pasión de los días anteriores. Pero esta vez, Jaime la evitó. O fingía no verla, o llamaba a algún subordinado para que le presentara informes, simulando estar ocupado en todo momento. No fue sino hasta casi la hora de salida que su oficina, finalmente, quedó vacía. Solo entonces Yolanda aprovechó ese momento para entr