Capítulo 13

Alberto quedó asombrado durante unos minutos y, con delicadeza, pronunció su nombre. —¡Esther! Esther, tranquila, preguntó con indiferencia: —Al final me encontraste, ¿eh? Qué mala suerte. Esa última frase cayó como un rayo sobre Alberto, quien quedó paralizado en el lugar. "Ella no quería verme y tenía que esconderse de mí". "Si no quería verme, está bien, pero yo me esforcé tanto en encontrarla y aun así me dijo cosas tan ofensivas". Pero Esther en realidad pensaba así en su interior. Ella había creído que podría disfrutar de unos días tranquilos, escondiéndose de Alberto. No esperaba que Alberto la encontrara tan rápido. Hizo mala cara, pero no alcanzó a decir palabra alguna. De repente, sin previo aviso, cayó en los brazos de Alberto, quien apoyó su barbilla sobre ella. Con una voz más suave que nunca, él dijo: —Esther, ¿sabes cuánto me he esforzado por encontrarte? Sé buena, vuelve conmigo. Esther había estado demasiado tiempo bajo su control, al escuchar la orden, enseguida su cu