Capítulo 25

Jorge tuvo un sueño. Tenía dieciocho años cuando participaba en un entrenamiento especial del ejército, en una zona bastante montañosa y remota. Allí conoció a una chica radiante. Su padre era tipo adicto al juego y su madre sufría de una enfermedad crónica, con una salud muy frágil. Ella se esforzaba con todas sus fuerza por salir adelante junto a su hermana menor. Ese día, la chica irrumpió en la zona de entrenamiento y se encontró de lleno con Jorge, quien estaba holgazaneando. Esos ojos, tan limpios como los de un cervatillo, miraron directo a su corazón. Ella se disculpó temerosa abrazando sus propios brazos: —Perdón, no fue mi intención entrar aquí, solo sentía una inmensa curiosidad por saber qué hacen ustedes durante el entrenamiento. Jorge quiso regañarla. Pero luego cambió de idea. Pensó que el entrenamiento tan riguroso ya lo tenía cansado y, tener a alguien tan alegre acompañándolo resultaba interesante. Así que, con el rostro muy serio, la asustó: —No puedes irte. Has entr