Capítulo 16
El sótano resonaba con los sollozos llenos de arrepentimiento de Pablo y Amelia.
Ellos estaban arrodillados en el suelo, llorando, hasta que se desmayaron. Luego fueron llevados al hospital.
Guillermo los observó desde el principio hasta el final.
La herida que Viviana había sufrido por culpa de Dolores fue vengada y lo que ellos le debían a Dolores, él también se los había cobrado.
Pero la deuda que él tenía, aunque quisiera saldarla, ella lo había dejado.
Guillermo se frotó los ojos irritados y su mirada se volvió aún más oscura.
¡No, no lo permitiría!
Dolores solo podía ser suya.
¡Ella solo podía estar a su lado!
Aunque tuviera que darle la vuelta al mundo. ¡Tenía que encontrarla!
...
Al otro lado del mundo, Dolores estaba sentada frente a la mesa, mirando al hombre que iba de un lado a otro sirviéndole los platos.
—Vamos, Lola, toma un poco de sopa, mandé a que la cocieran durante dos horas para ti.
—Ya te corté el filete y también te pelé los camarones.
—Y la fruta, toda está bien

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