Capítulo 18

Emilio sabía que la sugerencia de Esther era veneno. Pero no pudo evitar repetir una y otra vez aquella frase de Esther en su mente. Mientras Clara cerraba los ojos y dormía en la habitación, Emilio la miraba de perfil y todo su pensamiento se llenaba de "ojalá el abuelo muriera". Cuando empujaban a Clara por el jardín para que tomara el sol, Emilio siguió pensando en cómo matar a Felipe. Cuando Clara completó los trámites de alta, enlazando el brazo con el de Pedro y conversando sobre a qué país y a qué universidad ir, qué carrera elegir, el deseo de Emilio de matar a Felipe alcanzó su punto máximo. Al salir Clara del hospital, tomada del brazo de Pedro, se encontró con Emilio. Más exactamente: él la estaba esperando allí. —Clari... —Emilio se acercó con urgencia y le metió un papel en la mano—. Mira, el acta de divorcio. El acta de divorcio mía y de Esther. Yo nunca amé a Esther; todo entre nosotros fue por coacción familiar. Ahora, lo nuestro con Esther terminó. Clara no lo tomó. El