Capítulo 180

—¿Así que tanto miedo a que ella descubra que no te has ido? —bromeó José. Tomás sonrió con amargura: —¿Por qué preguntas si ya sabes la respuesta? No era el temor a que Rocío descubriera su presencia en Vientomar lo que lo atormentaba, sino la posibilidad de que ella le pidiera que se marchara, que le dijera que no quería volver a verlo. Esa posibilidad lo aterraba demasiado, no podía soportar volver a ver esas miradas distantes, como si no hubiera ya ninguna esperanza entre ellos. Prefería mantenerse en las sombras, cuidándola y protegiéndola desde la distancia, antes que escucharla pedirle que se alejara. Al menos así, todavía tenía la oportunidad de estar cerquita de ella, al menos de verla. No tendría que regresar a la fría Solarena y vivir una vida sin su presencia. —Aunque no sé qué pasó entre ustedes y no tengo derecho alguno a opinar sobre sus asuntos personales, si ella no quiere verte, deberías irte cuanto antes. Eso es lo que ella quiere. —Dijo José con tono sombrío, mirand