Capítulo 204
Pero ella apenas se había recuperado de la fiebre y todavía lucía algo débil; Tomás seguía preocupado por ella.
Sin embargo, ahora que había revelado su estado, podía cuidarla personalmente.
—Está bien, haré que todos se vayan mañana.— accedió Tomás, con un brillo de indulgencia en sus ojos.
Al ver que Tomás aceptaba, Rocío no encontró más que decir por el momento.
Ya entrada la madrugada, echó un vistazo fuera de la ventana a la oscura noche y dijo: —Ya es tarde, me voy a dormir, tú también deberías descansar.
—Tú duerme, yo no tengo sueño.— respondió Tomás mientras arreglaba las cobijas. —Estaré aquí esta noche, si me entra sueño, dormiré un rato.
Cuando Rocío estuvo enferma en el pasado, él siempre había estado a su lado, y eso no había cambiado a lo largo de los años.
Ella solía sufrir pesadillas y palpitaciones cuando estaba enferma.
Él temía que, si ella tenía una pesadilla y no había nadie a su lado para cuidarla, Rocío se asustaría.
Rocío recordaba estos momentos, se quedó en s

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