Capítulo 281

Así que, en el instante en que escuchó la voz de doña Isabel, su primera reacción fue de culpa, y por eso soltó apresurada la mano con la que estaba enganchada a Luis. Temía que, si doña Isabel se molestaba, pudiera pedir en cualquier momento que las echaran a ella y a Carmen; entonces ya no habría nadie que la protegiera. —Doña Isabel, ¿aún no ha descansado a estas horas? ¿La he despertado con el ruido? —Laura contuvo el rencor, forzó una sonrisa complaciente y alzó la mirada hacia doña Isabel. Como si temiera ser malinterpretada, se apresuró a explicar: — Es que vi que Luis tenía la cara lastimada, y por eso yo... Al encontrarse justo con la mirada sarcástica de doña Isabel, que parecía una burla cargada de intención, Laura se quedó sin palabras. Esa expresión, como si ya hubiera desenmascarado sus sucios trucos desde hacía tiempo, le resultaba profundamente incómoda, y las palabras que tenía preparadas se le quedaron en ese instante atragantadas en la garganta. Doña Isabel se acomod