Capítulo 37

—Tomás, ¿acaso tú también eras inmaduro como Rocío? Cuando ella era más joven, quizás no podía distinguir si sus sentimientos hacia ti eran de amor o dependencia, pero, tú eras cinco años mayor que ella. ¡No puedo creer que tú tampoco lo supieras! —Además, tú y Carmen estaban a punto de comprometerse, ¿qué pretendes buscando que Rocío regresara ahora? ¿Querías herirla otra vez? Si no vas a casarte con ella, ¡deja de molestarla! —Rocío también tenía su propio camino que seguir, y en algún momento encontraría a alguien que solo tuviera ojos para ella. Juntos formarían una familia feliz. Ella ya te había dejado, ¿no lo entendías? Tomás sentía que estaba a punto de enloquecer; simplemente no podía imaginar a Rocío casándose con otro hombre, pasando el resto de su vida con alguien más. Solo de pensarlo, sentía que se ahogaba. Incluso hasta el día de hoy, creía que Rocío nunca lo dejaría. Nunca imaginó que llegaría el día en que se separarían. Pero, ahora la realidad estaba fren