Capítulo 10
Las palabras de Cristian lograron enfurecer a Teodoro.
Teodoro, como una bestia enloquecida, empujó a Cristian contra la pared con una fuerza bruta.
—¿Me estás amenazando o qué? —Teodoro sujetó con firmeza el cuello de la camisa de Cristian con ambas manos, como si en cualquier momento pudiera descargarle un puñetazo en la cara.
—Supongo que sí —Cristian seguía sonriendo con los ojos entrecerrados—. Tú nunca firmarías de manera obediente, así que no me queda otra que recurrir a otros métodos.
—Además, debo recordarte que estás rodeado de periodistas. ¿Estás seguro de querer pelearte conmigo en este lugar?
La expresión de Teodoro se tornaba cada vez más aterradora; en realidad deseó golpear a Cristian sin importar las consecuencias.
Pero no podía hacerlo, porque, tal como había dicho Cristian, estaba rodeado de periodistas.
Si en estos momentos le daba ese puñetazo, al día siguiente, seguro saldría en las portadas de los periódicos.
En esta era de la información, siendo el actual jefe d

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