Capítulo 139
Viviana se levantó enseguida, sonriendo mientras tomaba la copa: —Nuestro jefe David está resfriado, no puede beber. Yo beberé por él.
Dicho esto.
Ya llevaba la copa a los labios. Sin embargo, en ese momento una mano esbelta y de dedos bien definidos se la quitó: —No hace falta que tú bebas. Siéntate.
La voz era suave, pero contenía un matiz de protección imposible de ignorar.
David colocó la copa de nuevo sobre la mesa.
La sala quedó en absoluto silencio.
Cipriano furioso parecía a punto de hacer añicos su copa con la fuerza de su mano.
Los demás presentes mostraron expresiones complejas: algunos reflexivos, otros hicieron mala cara, y otros más prefirieron fingir que no habían visto nada.
Viviana, por su parte, se sintió algo desconcertada.
Se sentó obediente de nuevo a su lado. Aún no comprendía del todo el significado del gesto de David, pero lo intuía... Que detrás de esto debía haber una intención clara.
Ella solo tenía que cooperar.
—El jefe David cuidaba mucho a sus subordinado

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