Capítulo 272
Ella observó esos labios finos tan cercanos, pensando en aquel embriagador sabor... su respiración se tornó cada vez más agitada.
Sus palmas sudaron.
—¡Voy a servirme un vaso!
Saltando y corriendo hacia la cocina.
Abrió el refrigerador y se asomó dentro, dejando así que el aire frío calmara un poco el fuego interno de su inquietud.
De repente.
Una voz seductora resonó a su lado.—Vivianita, ¿qué buscas metiendo la cabeza en el refrigerador?
Un brazo musculoso y firme se extendió detrás de ella, y un cuerpo alto y robusto se presionó con fuerza contra su espalda. Este hombre era realmente alto; ella sentía que si perdía el equilibrio y se desplomaba en cualquier momento, podría simplemente girarse y abrazar sus fornidas piernas.
Piernas...
Cintura...
Abdominales... en fin
Su mente se calentaba cada vez más, y él continuaba susurrándole al oído con voz baja, como si fueran palabras de amor.—Vivianita, ¿quieres agua o menta? ¿Necesitas que te ayude a servir?
—¿Dime, por qué no respondes?
—

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