Capítulo 1436
Las vendas de Santiago lo hacían parecer una pobre imitación de momia. Atrajo a Raeleigh hacia él, aunque ella echó la mano hacia atrás y rechinó: "No me toques".
Él se paró detrás de ella, con las manos en las caderas. "¿Et tu, Raeleigh? ¿Te acabas de llenar de tu tiempo sensiblero con mi cuerpo y dices que no cuando es mi turno?"
Empacó sus cosas, las puso debajo de la cama y las pateó profundamente en el espacio vacío. Ella levantó la cabeza y lo miró. "¿Qué te pasa, eh?"
En el momento en que levantó la vista, una rara expresión de ira apareció en su pequeño rostro.
Santiago se puso todo en modo espantapájaros.
Mirando los ojos parpadeantes de Raeleigh, no se atrevió a mirarla a los ojos.
Estaba tan furiosa que su rostro había perdido todo el color de la sangre. Miró a su alrededor y continuó limpiando, poniéndose en cuclillas y limpiando el piso.
Santiago la miró. "Es común que los niños peleen. Esto es solo una lesión menor. No se perdieron vidas en ese rito de iniciación adolesce

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