Capítulo 12

Félix retrocedió tambaleándose y su espalda chocó con fuerza contra la pared, produciendo un golpe sordo. —¡Imposible... esto es absolutamente imposible! —Su mente quedó en blanco y sus ojos se tiñeron de rojo al instante—. ¡Es falso! ¡Todo es falso! ¡Es Bianca! ¡Ella planeó todo esto para alejarse de mí! ¿Cree que así podrá librarse de mí para siempre? ¡Jamás! ¡Jamás lo permitiré! Se negaba por completo a aceptar la realidad. El impacto era tan brutal que su cerebro activó el mecanismo de defensa más primitivo: la negación. Prefería convencerse de que todo era un elaborado plan de fuga antes que afrontar la mínima posibilidad de que Bianca hubiera muerto. Como una bestia descontrolada, irrumpió en el despacho del médico tratante. Lo sujetó del cuello de la bata y casi lo levantó del suelo. —¡Diga! ¿Dónde la escondieron? ¿Eh? ¿Cuánto les pagaron para falsificar todo esto? ¡Respóndame! El doctor, pálido de miedo, aún sostuvo la ética profesional. —¡Señor Félix! ¡Por favor, cálmese! Ente