Capítulo 104

No importaba cuánto lo pensara, Ana no sentía que estuviera equivocada. A medianoche, Ana se despertó de golpe. Había soñado que Laura se había suicidado y que Javier la culpaba, diciéndole que todo era su culpa, que si no fuera por ella, Laura no habría tenido ese problema. Ana miró el reloj: eran las cuatro de la madrugada y Javier aún no había regresado. Aunque fuera para resolver el problema, ya debería haberse resuelto hace tiempo. ¿Dónde estaba Javier ahora? ¿Estaría con Laura? Sintió una opresión inexplicable en el pecho. En su corazón, Ana sentía que Javier seguía siendo diferente a otros hombres. Aunque decía que lo veía como un benefactor, Javier seguía siendo su esposo, el hombre con el que se había casado legalmente. Esa relación hacía que, de manera subconsciente, Ana se preocupara más. Ana no pudo volver a dormir y pasó toda la madrugada pensando en todo eso. Javier no volvió. Realmente había pasado la noche con otra mujer, y no había regresado. Cuando amaneció, Ana decid