Capítulo 156
Como si cada mensaje escrito en los papelitos tuviera el poder de hacerse realidad.
Cuando terminó de escribirlos todos, ya habían pasado dos horas.
Después de escribirlos, enrolló los pequeños papeles y los colocó uno a uno dentro de cápsulas de colores. Luego los metió en una botella de vidrio y la decoró con una cinta multicolor, atando un lazo en forma de mariposa.
Cuando se sintió satisfecha con el resultado, guardó la botella en su bolso de lona y bajó corriendo las escaleras.
Pablo estaba leyendo abajo. Al ver a Ana tan apresurada, le dijo enseguida: —No corras, todavía es temprano. Deja que Julio te lleve. Tranquila, te prometo que no beberé ni una gota en casa.
Ana tenía miedo de llegar tarde si tomaba el autobús, así que, al oírlo, asintió y aceptó.
Julio condujo llevando a Ana hacia Residencial La Colina.
Ella iba todos los días al mercado de esa zona por trabajo, pero hacía mucho que no pasaba por el lugar donde vivía Javier.
La puerta del jardín estaba abierta, probablemen

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