Capítulo 176
El auto quedó en silencio.
José le realizó un tratamiento sencillo a Ana.
Javier la sostenía sin moverse.
Una gota tras otra de sangre caía dentro del auto; la sangre de ambos se mezclaba, como si se fundiera en una sola.
No regresaron al centro de la ciudad, sino que se dirigieron directamente al hospital más cercano.
José utilizó sus contactos para bloquear todo un piso del hospital.
Lo primero era realizarle a Ana un examen completo, temiendo que sufriera hemorragias internas o daños en los órganos.
El asistente de confianza de Javier, Gerardo, no pudo evitar decir: —Señor Javier, usted también está herido. Debería atenderse primero la herida; la sala de rayos X tiene radiación. Yo puedo entrar a vigilar a la señorita Ana. El doctor José la examinará personalmente; no pasará nada.
José puso los ojos en blanco. "¿De qué servían esas palabras?"
Si algo tan simple pudiera calmarlo, ¿no lo habría intentado ya?
—No es necesario. —Javier entró directamente en la sala de rayos X.
Gerardo q

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