Capítulo 99

José ahora mostraba una mirada más seria. Javier parecía estar molesto por cómo él se dirigía a Ana. Había que recordar que, en el pasado, no importaba cómo llamaran cariñosamente a Laura, a Javier nunca le había importado. José preguntó con cautela: —¿Acaso te has sentido atraído por Ana…? Javier soltó una fría risa. —¿Crees que eso sea posible? A menos que algún día entregue mi propia vida en bandeja, no amaré a nadie en toda mi existencia. José quedó pensativo. Lo entendía en el fondo: Para que Javier llegara a creer en el amor, tendría que estar dispuesto a entregar su vida a la otra persona. ¿Era posible? ¡Absolutamente imposible! Al pensar en la sinceridad e inocencia de Ana, y en cómo él mismo le había enseñado a Javier a usar estrategias para conquistar a una mujer, José tuvo ganas de darse un fuerte golpe en la cara. Incluso si Ana era la única píldora para dormir, se debería usar un método más amable. No debía arrastrarla a ese abismo de manipulaciones. Mientras hablaban, Jav