Capítulo 24

La conferencia fue todo un éxito y, en cuanto regresó a la escuela, el profesor Iván fue a felicitarla. —Sabía que podías lograrlo. Estos días, descansa bien, dúchate y date unas vacaciones. La escuela le concedió cinco días de descanso. Desde que había llegado a Argélica. Realmente no había tenido la oportunidad de pasear bien por las calles. Pero al llegar a la zona turística, aun así se perdió. Ante el cruce de caminos que se extendía en todas direcciones, Luisa se quedó un poco confundida. Justo en ese momento, una voz suave y cálida resonó detrás de ella. —¿Necesitas un guía? Al girar la cabeza, Sebastián, vestido con una camisa blanca, estaba de pie bajo el sol. Luisa creyó volver a ver aquella época en la escuela. Sebastián seguía igual, tan sereno como la brisa de invierno. Solo con estar ahí, ya era lo suficientemente deslumbrante. —¿Qué haces aquí? —Ya casi van a cerrar la zona, vamos, te llevo a la salida. Cerca del atardecer, finalmente los dos salieron de la zona. Mirando