Capítulo 105 Tu percepción es solo para referencia, la interpretación es toda mía
Él la besó y, en secreto, había hecho mucho por ella.
Angélica ya no podía simplemente explicarlo diciendo que él estaba loco.
Ella no quería adivinar, prefería preguntar directamente.
Martín la miró, sus ojos eran como perlas negras, brillantes y claros, le recordaban a ella cuando era niña.
—Estoy hambriento —Martín extendió su palma hacia ella.
Angélica se quedó pasmada y luego lo miró confundida: —¿Quieres comer? Aún no he cocinado.
Una sombra de decepción cruzó imperceptiblemente el fondo de sus profundos ojos. —Claramente lo olvidaste.
Martín retiró su mano.
Ella ni siquiera recordaba haberle dado caramelos de leche, ni haberle preguntado si tenía hambre o si se sentía solo.
Él había sido castigado en la iglesia de la familia Herrera, y ella lo había olvidado por completo.
Angélica se mostró aún más sorprendida, frunciendo el ceño: —¿Qué olvidé?
—Cuando lo recuerdes, entonces responderé a tu pregunta de antes.
Martín volvió a su escritorio para continuar t

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